Placeres Diarios

Pequeñas alegrías del día a día

Archivar para el mes “octubre, 2012”

El Rey León: el musical.

He tenido la oportunidad de vivir el musical de El Rey León hace muy poquitos días en Madrid y todavía sigo anonadado. Y digo vivir porque no encuentro un verbo más adecuado puesto que no se trata de ver un musical si no de sentirlo. Quizás fué porque es una de las películas «clave» de mi vida, pero las sensaciones que tuve viendo el espectáculo no son fáciles de describir y seguro que parecen exageradas. Puedo decir sin duda que ha sido uno de mis grandes placeres.

La historia argumental es más que conocida por todos: un cachorro que aprende lo que es el ciclo de la vida y llega a ser rey. No es por tanto el punto fuerte de la obra. ¡Hakuna Matata! Las canciones nos hemos hartado de cantarlas en nuestra infancia y se parecen más a canciones infantiles que a grandes canciones épicas de musical. Entonces, ¿qué hace de algo tan trillado como es la historia de Simba y compañía una obra espectacular?

Sin duda alguna la puesta en escena. La música, los decorados, los efectos especiales y sorpresas, la luz, los maquillajes y vestuarios hacen que te traslades al continente negro visitando la auténtica sabana y el corazón de la selva. Lleno de matices hace que vivas África en toda su magnitud.

En definitiva: si no te gusta la película de Disney, si no te sabes las canciones ni conoces quienes son Zazú, Scar o Pumba… aún así, no deberías perdértelo.

Video que el propio musical distribuye y deja ver un poquito del espectáculo.

Doctor Deseo. Doctores en deseos.

 

Admito que compré la entrada con cierta pereza. Con la pereza que produce el cansancio de un largo día de trabajo. Me animé al saber que sería en un teatro: buenos asientos, buena acústica… y no me defraudaron. Al contrario, fue uno de los mejores conciertos en los que he estado en los últimos tiempos.

Se abre el telón y aparece el «Doctor Francis» colgado del techo en una especie de columpio. Esto promete; empezamos potente desde el minuto cero.

El concierto se desarrolló, básicamente, en dos partes: una más rockera y otra más intimista, con esos ritmos flamencos que a mi, personalmente, tanto me gustan. Ambas partes, perfectas. Ambas capaces de despertar los deseos más íntimos dentro de cada uno de los asistentes: deseos de pasarlo bien, deseos de cantar, de gritar, deseos de desconectar del mundo y conectar con ese mundo de sueño, deseos de menear la cadera al más puro estilo Doctor Francis, deseos de amanecer en compañía. Todo un viaje de deseo en deseo a través de sus letras.

Podría subrayar millones de cosas, porque las hubo anoche en Tolosa, pero me quedaré con tres:

1) Los contoneos sensuales y el cuerpazo de Francis para la edad que gasta (no la diré, pero la he buscado y no es de mi quinta…).

2) El equipazo que, a día de hoy, forma Doctor Deseo: saxofonista, cajón flamenco, guitarras varias y, cómo no, esa pedazo de voz femenina, un toque especial el que aporta esta última al grupo.

3) La capacidad de crear ambientes dispares de una canción a otra. Intimismo con una mecedora, cercanía amistosa con las bajadas de Francis del escenario (en no pocas ocasiones), subidón rockero con los éxitos de toda la vida…

Simplemente genial. Absolutamente recomendable.11 de octubre, jueves, llegan a Estella. No os lo perdáis, no os arrepentiréis.

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